José Miguel Hernández Sánchez, hijo del Dr José Miguel Hernández Machado y de Antonia Manuela Sánchez Ribas, casó con María Antonieta Saucier de nacionalidad canadiense. (en la foto)
De este matrimonio nacieron cuatro hijos:
De este matrimonio nacieron cuatro hijos:
Carlos Hernández Saucier.
José Miguel Hernández Saucier
Leonor Hernández Saucier.
Josefina Hernández Saucier.
Carlos Hernández Saucier casó con Luisa Guzmán. Sin
descendencia.
José Miguel Hernández Saucier casó con Aura Azopardo. Tuvo tres hijos:
Gisela Hernández Azopardo.
José Miguel (Junior) Hernández Azopardo.
Carlos Hernández Azopardo. (Murió muy jóven)
Leonor Hernández Saucier casó con Robert Magaletta, norteamericano. Tuvieron dos hijos:
Leonor Magaletta Hernández y Robert Magaletta Hernández.
Josefina Hernández Saucier casó con Alberto Roncajolo Guerrero. De este matrimonio nacieron:
Alberto Roncajolo Hernández.
Eduardo Roncajolo Hernández.
Alejandro Roncajolo Hernández.
Capitán de navío José Miguel Hernández Saucier (Michel)
Leonor Hernández Saucier de Magaletta.
Josefina Hernández Saucier de Roncajolo.
Algo más sobre los orígenes de esta familia
DR. JOSÉ MIGUEL HERNÁNDEZ
El Dr. José Miguel Hernández nació en Caracas el 4 de febrero de 1886 y contrajo matrimonio en el año 1894 con Antonia Manuela Sánchez Ribas, quien nació en Caicara de Maturín el 17 de enero de 1874, era hija de Don José Francisco Sánchez, nacido en Cumaná el 23 de marzo de 1826, emparentado con el Mariscal Sucre y de Doña Antonia Ribas de Sánchez, nacida el 14 de junio de 1839, descendiente del General José Félix Ribas. El matrimonio de Don José Francisco con Doña Antonia tuvo efecto el día 21 de octubre de 1855.
En 1870 Don José Francisco Sánchez y un tío de su esposa, el Padre Ángel Ribas, descubrieron en el Callao una mina de oro, la más grande y rica que se ha registrado en esa región; cuentan que estaba casi a flor de tierra y que a simple pico podíase extraer el oro puro. Ellos se asociaron con una compañía inglesa para su explotación y los dividendos que recibían pasaban de veinte mil pesos mensuales. Para el año 1892 la veta de la mina se extinguió y Don José Francisco quedó en la ruina, pues, aparte de una magnífica casa que se hizo construir en Caracas, todo lo tenía invertido en acciones. A causa de esto le vino una enfermedad cerebral que le ocasionó la muerte en poco tiempo.
El Dr. José Miguel Hernández, una vez graduado de abogado, fue nombrado Juez en Villa de Cura, luego que se casó pasó a La Guaira con el mismo cargo. Algún tiempo después montaba su bufete en ese puerto para dedicarse de lleno a su profesión.
Él tenía por lema: “Más vale un mal arreglo que un buen pleito” y tenía una gran habilidad para lograr siempre una transacción favorable para su cliente sin que la parte contraria quedara descontenta, quedando muchas veces ésta como cliente de él.
A los pocos años era abogado de la mayor parte de las casas más importantes de La Guaira, quienes tenían una confianza ciega en él. Entre ellas se cuentan: Blohm & Cía., Boulton & Cía., Leopoldo Pérez Días & Cía., Celedonio Pérez & Cía., Salustiano Plaza & Cía., etc.
El Dr. Juan Bautista Bance era su íntimo amigo y compañero de estudios de muchacho y le propuso asociarlo a su Escritorio, pero él prefirió seguir trabajando solo y le recomendó ampliamente a su sobrino el Dr. Alfredo Machado Hernández, quien hacía poco se había graduado de abogado.
El Dr. José Miguel Hernández, era un hombre de rectitud a toda prueba. En una oportunidad le mandaron a proponer en arrendamiento la casa que poseía en Macuto para alojar en ella a unos edecanes del General Gómez, él les dijo que como se trataba de unos pocos días no tenía inconveniente en prestársela sin pago alguno. Después se enteró que fue habitada por una de las queridas del General Gómez; esto lo indignó de tal manera que dijo no la ocuparía más su familia. Poc tiempo después la vendió materialmente regalada.
En otra oportunidad lo llamó el Gobernador de Caracas para ofrecerle , de parte del General Gómez, el cargo de Juez del crimen pues sabía era una persona correcta y justa, para que sentenciara especialmente en el caso de la muerte de Crespo Vivas. El Dr. Hernández no aceptó manifestando ser abogado de la familia Álamo Ibarra.
Cuando la dictadura del Dr. Félix Montes para presidente de la República, de quien era intimo amigo y a quien apoyaba, también se le presentó un inconveniente que se resolvió satisfactoriamente.
A principios de 1915 se le presentó una novedad en la garganta, lo vio su cuñado el Dr. Alfredo Machado y en seguida pidió una Junta Médica. La opinión unánime fue que debía trasladarse inmediatamente a Baltimore para que le hicieran unas aplicaciones de radio. Esas aplicaciones estaban prácticamente en pañales para esa época,. En vista de que no mejoraba se trasladó a New York donde murió el 27 de septiembre de ese mismo año. Sus restos fueron trasladados a Venezuela en el vapor “Zulia” de la Red D’Line. En la Guaira fue recibido en el muelle por casi toda la población, fue una verdadera manifestación de cariño. Su cadáver fue traído en tren expreso a Caracas y de la estación del ferrocarril salió el entierro.
El Dr. José Miguel Hernández Machado casó con Antonia Manuela Sánchez y de este matrimonio nacieron:
Leonor, que murió muy niña.
Luis Alberto, que casó con Helen Levy.
José Miguel, que casó con María Antonieta Saucier.
Armando, que casó con Josefina Martínez Mayz.
Enrique, que casó con Blanca Meléndez.
Roberto, que casó con Rosario Sánchez.
Antonio, que casó con Alicia Feo Sánchez.
Josefina, que casó con Gustavo Escobar Llamozas.
Pedro Eduardo, que casó con Rowina Gordon.
El Dr. Casimiro Hernández Machado, casó con Matilde Legórburu y de este matrimnio nació una hija:
Isabel Teresa, que casó con Rodolfo Koeneke.
Teresa, murió soltera.
El Dr. Pedro Hernández Machado, llamado cariñosamente “Dr. Perico Hernández” fue un verdadero apóstol de la medicina. Visitaba a sus enfermos en una mula que poseía y para él no había ni ricos ni pobres, todos eran iguales. Fue profesor de Patología en la Universidad Central y eminente cirujano; él practicó la primera operación de catarata en Venezuela.
Hace algunos años el Sr. J. B. Oduardo, comerciante de La Guaira, relataba que durante la epidemia de Fiebre Amarilla, él se vio de muerte; cuando lo supo el Dr. Hernández, que era médico de la familia, bajó a la Guaira y personalmente lo trajo en un coche a Caracas y a fuerza de cuidados logró salvarle la vida. En esa época murieron de fiebre amarilla dos amigos del Sr. Oduardo por falta de asistencia.
Lleno de merecimientos y afectos, el Dr. Pedro Eduardo Hernández y su esposa Teresa Machado de Hernández, murieron en Caracas, con muy pocos días de diferencia, en el año 1888.
Fuente: Libro de Armando Hernández " Una familia Venezolana. Los Hernández".
Fuente: Libro de Armando Hernández " Una familia Venezolana. Los Hernández".





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